Siglo II aC.
Roma y Cartago se disputan el dominio del Mediterráneo como las dos potencias más
importantes de occidente. En la rica tierra de Hispania, ambas ciudades firman un pacto de no agresión, por el que la península
queda dividida en dos mitades partidas por el río Iberus (Ebro).
Quedando las tierras al sur del río bajo el dominio de Cartago y las del norte bajo el de Roma.
La República romana incumple dicho tratado al establecer
relaciones comerciales unilateralmente con la ciudad de Sagunto (ubicada al sur del río). Por lo que el ejército del general cartaginés Aníbal, sitia la
ciudad y pasa por la espada a todos sus habitantes. En respuesta a
dicha provocación el Senado Romano envía a Quinto Fabio Máximo ante el
Consejo de Ancianos de Cartago para exigir la cabeza de Aníbal, que
evidentemente le es negada. En ese momento se produce una de las
conversaciones más curiosas de la Historia Antigua:
- Colgadas de los
pliegues de mi manto, os traigo la paz y la guerra, ¿Cuál de las dos queréis? -
dice Quinto Fabio.
- Ya que eres tú
el que las traes a nuestra casa sin nosotros haberlas pedido, elige la que prefieras –
le contestan.
- La guerra
entonces.
A partir de
ahí comenzaría un conflicto tan inútil como todos, que costaría
miles de vidas, y cuyo pasaje más famoso es la travesía invernal
del ejercito del general Aníbal y sus elefantes, desde el sur del río
Iberos, y a través de los Alpes y los Pirineos hasta las mismas
puertas de la ciudad de Roma.
Novillas
como última población al sur del río Iberos, bien podría haber
sido el punto de partida de la expedición de Aníbal. Así es que
2200 años después, no se me ocurre mejor punto de partida que mi pueblo, para dar
comienzo a esta bonita aventura.
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